-Tenemos un problema, Snape –dijo el deforme Amycus, con la mirada y la varitas fijas en Dumbledore-. El chico no se atreve a…
Pero alguien más había pronunciado el nombre de Snape con un hilo de voz.
Severus…
Nada de lo que Harry había visto u oído esa noche lo asusto tanto como ese sonido. Por primera vez, Dumbledore hablaba con tono suplicante.
Sanape no dijo nada, pero avanzó unos pasos y apartó con brusquedad a Malfoy de su camino. Los mortifagos se retiraron sin decir palabra. Hasta el hombre lobo parecía intimidado.
Snape, cuyas afiladas facciones denotaban repulsión y odio, le lanzó una mirada al anciano.
-Por favor… Severus….
Snape levantó la varita y apuntó directamente a Dumbledore
-¡Avada kedavra!
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